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Hay quien dice que la misteriosa historia del Circo Valero inició exactamente en el año de 1943, cuando hasta aquella carpa semidestruida que apareció en una de las plazas marginales de la ciudad de Tijuana llegó una turba de ratas contaminadas de peste negra, que habían viajado dentro de polvorientas cajas desde alguna ciudad innombrable de China. Algunos integrantes del circo, sospechando que dentro de su cuerpo ya viajaba la mortal enfermedad, escaparon a la capital de México, creyendo que las terroríficas huellas en su piel pasarían desapercibidas. Pero apenas al llegar a la metrópolis fueron descubiertos por un grupo de policías que notó la enfermedad en los cirqueros, y los persiguieron salvajemente hasta obligarlos a refugiarse en la Antigua Fábrica de Harinas. Demasiado pronto los habitantes de la ciudad descubrieron aquel escondite y cerraron el portón para siempre, por miedo a contagiarse. Nadie nunca vio salir algún sobreviviente de aquella terrorífica prisión, aunque era posible escuchar que los enfermos agonizantes, todas las noches, montaban algo que parecía un espectáculo, quizás un siniestro recuerdo de aquel triste Circo Valero, pero ahora con menos risas y más gritos y lamentos. 
Muchos años después, cuando una nueva ley obligó a volver a abrir las invencibles puertas de la Antigua Fábrica de Harinas, la policía solamente encontró ratas y ningún resto humano. Las claves para entender ese misterio están detrás de esta otra puerta… ¿Te atreves a entrar?